Obituarios » César Augusto Torres Nuñez
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César Augusto Torres Nuñez
11 julio, 1906 - 23 diciembre, 1993
En el hermoso municipio de Barranco de Loba, al sur del Departamento de Bolívar y bañado por el rio Magdalena, vio por primera vez la luz una madrugada del 11 de julio de 1906. Allí transcurrió su primera infancia al lado de sus padres Aníbal Torres Matos y Prudencia Núñez y sus hermanos Bernardo, Genaro y Aura. Y allí mismo llevó a cabo sus primeros años escolares. El embrujo del rio y la curiosidad de saber hacia dónde podrían llevarlo sus mansas aguas, le impulsó desde muy joven a navegarlo como tripulante de cada embarcación que llegaba a su pequeño malecón. Así dio inicio a una trashumante vida que le permitió conocer a fondo los secretos de la navegación a vapor por el rio de la patria.
Ya en el umbral de los 30 años, César Augusto arribó una tarde de enero al puerto de Girardot en donde pronto conoció a la mujer que habría de compartir su vida por siempre: Beatriz Gutiérrez, (fallecida) con quien contrajo nupcias el 3 de marzo de 1936, en la Parroquia de San Miguel. Su nueva condición le obligó a quedarse en tierra y despedirse para siempre del rio. Trabajó como técnico calderero -oficio que aprendió en los barcos- en una fábrica de la naciente industria textilera nacional.
En busca de más y mejores oportunidades se traslada a la capital, Bogotá, en donde muy pronto ingresa a trabajar en la entonces sólida y muy prestigiosa empresa denominada Ferrocarriles Nacionales de Colombia. Con una inteligencia innata y de manera autodidacta se convirtió en un experto en el mantenimiento y reparación de las más famosas locomotoras a vapor alimentadas con carbón, que importadas de Gran Bretaña, vinieron a formar parte de las distintas líneas férreas que impulsaron el desarrollo económico y social de las regiones. Eran el Ferrocarril de la Sabana, el Ferrocarril de Antioquia, etc. Los ferrocarriles desempeñaron un rol muy importante dentro de la vida económica del país, las comunicaciones y el servicio público de transporte de carga y de pasajeros; fueron muchos los pueblos que se construyeron a la “vera del ferrocarril” e innumerables las comarcas que se desarrollaron y beneficiaron con los proyectos ferroviarios. Y César Augusto, desde los talleres ubicados en lo que hoy en día es el sector del Samper Mendoza, contribuyó con entusiasmo y entrega a ese desarrollo primero como operario y posteriormente como jefe de Taller.
En el entretanto, fueron llegando los hijos. Pablo Augusto (fallecido), Aura Lucila, (fallecida), Julio César, Bernardo Antonio, Aníbal Alfonso, Gloria Mercedes y Martha María, Nelson e Isabel
Con la llegada al país, a comienzos de los años 60, de las nuevas locomotoras impulsadas con bio diesel, las condiciones de trabajo de Torres Núñez cambiaron de una manera abrupta. También los Ferrocarriles sufrieron una transformación administrativa y organizacional que los condujo poco a poco a su decadencia, hasta prácticamente desaparecer como el principal medio de transporte de mercancías y productos agrícolas. Tuvo la oportunidad de seguir aplicando sus conocimientos en la Secretaría de Obras Públicas del Distrito en Bogotá y no la desaprovechó. Pasó a formar parte del personal operativo de la Planta de Asfalto que dependía entonces de esa entidad y también terminó dirigiéndola, en una época en que Bogotá permitía asfaltar y mantener sus calles en perfecto estado de conservación, dada su escasa extensión y la poca cantidad de vehículos que por sus calles y avenidas circulaban.
Dueño de maravilloso carácter festivo y de un gran humor, propio de su raigambre costeña, César Augusto fue siempre apreciado por todos quienes lo conocieron y compartieron con él trabajo, amistad y labores sociales que emprendió en muchas ocasiones de su prolífica vida. Ejemplo de ello fueron las innumerables manifestaciones de solidaridad y servicio comunitario que dejó como un legado en la Sociedad Mutuaria del Barrio Cundinamarca en Bogotá, del que fue decidido fundador e impulsado desde su puesto directivo. También desde las lides sindicales jugó un papel muy importante en la consolidación y fortalecimiento del Sindicato de Trabajadores de la Secretaría de Obras Públicas, desde donde tuvo la oportunidad de mostrar sus grandes dotes de líder combativo, pero siempre justo y conciliador. También tuvo un papel destacado como Tesorero en la fundación, organización y construcción de la Colonia Vacacional Santa Ana, situada en el Municipio de Tocaima. Su sencillez, afabilidad, rectitud y compromiso con la causa ajena lo convirtieron en el delegado vitalicio de los distintos sindicatos de trabajadores del _Distrito ante la Junta Directiva de la Caja de la Vivienda Popular del Distrito Especial de Bogotá, cargo que ejercía al momento de su fallecimiento y que le mereció una condecoración especial con motivo de los 25 años de dicha institución.
Siempre le rodeó una extensa familia, constituida, además, por sus otros hermanos Catalino, Aníbal, Rufo, Rita, Evelina y Petra. De sus sobrinos, Eduardo, Juan, Juana Rosa, Ramón, María, Álvaro, Nicolás, Felipe, Hernán, Betsy, Emilce, Raul, Orlando, Fabiola, Prudencia, Amparo, Aura,
Sus nietos que le amaron siempre: Adriana, Ximena, Pablo Augusto, Magda Constanza, Marcelo César Augusto, Natalia Inés, Beatriz Eugenia, Diana Lizzet, Mabel Zarid, Bernardo Andrés, Sandra Beatriz, Diego Fernando, Jhon, Eliana, Erika, Angela Milena, Elvin, Javier Alfonso y Lizz Alejandra.
Luego de una breve enfermedad, César Augusto dejó este mundo el 23 de diciembre de 1993
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Bogotá, D.C.