Reglas básicas de etiqueta funeraria

Continuando con esta serie de artículos sobre etiqueta funeraria, ahora conoceremos las reglas básicas que debemos observar cuando nos enfrentamos a un acontecimiento de esta naturaleza

1º. Cuando nos enteramos del fallecimiento

Si la muerte ha sido repentina, todo aquel que conoció al difunto debería estar al tanto de la noticia. Por supuesto los familiares más cercanos y amigos deberán ser avisados primero. La manera más efectiva es utilizar los medios modernos de comunicación.
Si la muerte estaba prevista, -es decir, la persona estaba muy enferma y se esperaba su pronto fallecimiento- sería correcto haber avisado antes de que ésta se produjere para que aquellos familiares íntimos, y siempre que el enfermo quisiese, pudiesen verlo aún con vida.

Las esquelas de los periódicos son otra forma noticia. Los Avisos de defunción, servicio que presta en este sitio web Obituarios y Condolencias, son también un recurso oportuno, eficaz y económico para difundir la noticia.

No debemos descartar que ante situaciones como las que nos ocupa, frecuentemente funciona de manera maravillosa el “voz a voz,” quizá el método más antiguo y eficaz de viralizar una noticia.

Una vez enterados, hay que saber si podemos acudir personalmente a dar el pésame; o bien lo tenemos que hacer por otro medio: una llamada telefónica -lo más usual y práctico- un mensaje de texto o de WhatsApp.

Cuando optamos por dar un pésame de forma presencial hay que guardar unas normas de comportamiento y vestuario que se pueden resumir en ser discretos y prudentes -no hay que vestir de luto necesariamente, pero tampoco con colores muy chillones o brillantes-.

También cuando mandamos una corona o unas flores, hay que evitar la ostentación.
En la actualidad, algunas personas deciden no enviar flores. Las impulsa una conciencia ambientalista que se ha venido generando como resultado del movimiento actual, cuyo objetivo fundamental es la defensa del medio ambiente. En su lugar, prefieren donar en dinero para apoyar alguna organización de carácter benéfico o de investigación científica.
Es muy gratificante donar a una institución que investigue o promueva el bienestar de personas con determinadas enfermedades como las que aquejaba a la persona fallecida.

Obituarios y Condolencias ofrece la oportunidad de que esas donaciones se traduzcan en la posibilidad de plantar un árbol, con el propósito firme de ayudar con la reforestación de zonas ecológicas del país, víctimas del flagelo de la deforestación. Para más inforrmación, vaya a www.arbolesparalavida.co

En esta instancia, podemos adelantarnos a expresar nuestro pésame -tema que se analiza de manera más general en un tercer artículo de esta serie-. Una forma adecuada de hacerlo es publicando un Aviso de Condolencia, en Obituarios y Condolencias, el cual tendrá una amplia difusión, pues no solamente se podrá consultar en nuestro sitio web, sino que se podrá compartir a través de las principales redes sociales.

2.- Durante el velorio

Si acudimos a la sala de velación y de acuerdo con la situación por la que estén pasando los familiares más cercanos del fallecido, procura no estar mucho tiempo allí. Si el fallecido era un amigo cercano, por supuesto querrás permanecer más tiempo, especialmente si también tenías una relación estrecha con la familia.

Un detalle importante de cortesía y solidaridad es que, en el eventual caso de no conocer a la familia, resulta prudente presentarse ante ellos y hacerles saber lo cercano que eras a su ser querido. Te entenderán si quieres pasar algo más de tiempo para ayudarte con tu propio dolor.

¿Qué ocurre en el caso de seas un compañero de trabajo del fallecido? O pertenezcas a una organización social, deportiva, sindical, etc., ¿a las cuales él acudía también? La sugerencia más apropiada: Si acudes en compañía de otros miembros, uno de ustedes debe tomar la palabra y muy brevemente hacer una presentación de la relación existente entre el fallecido y la organización, y presentar a nombre de ella y de todos los integrantes las condolencias. En ese caso decir de qué conocían a su ser querido es una manifestación de simpatía que se consideraría de buena etiqueta.

Insisto en la conveniencia de observar por lo menos las mínimas reglas de cortesía y etiqueta, más aún en estos momentos cruciales de la velación. Sobre todo, en lo que tiene que ver con la presentación y, por supuesto, el comportamiento. Aunque no lo crean, he sido testigo de cómo personas han acudido en sudadera de colores a una sala de velación. O de quienes forman corrillos y hablan y se ríen en voz alta.

La forma de vestir juega un papel importante al asistir a un funeral ya que muestra nuestro respeto con el fallecido y su familia. Como lo hemos mencionado en párrafos anteriores, en la actualidad, la etiqueta funeraria es menos rígida que hace unas pocas décadas atrás y por tanto ya no es obligatorio el negro riguroso como entonces. Pero sí procurar por los colores sobrios y, en fin, lo más apropiado sería mostrar una actitud conservadora tanto en la ropa como en el comportamiento

2º. – En la iglesia.

En la iglesia, los familiares se sitúan en los primeros bancos, los más cercanos del altar. El resto de los asistentes se sentarán en el resto de los bancos. Los asistentes a la ceremonia deben llegar antes que el féretro. Mientras que los familiares, deben llegar tras el féretro -cortejo fúnebre-. Primero llega el coche fúnebre y detrás el resto de los vehículos con la familia.

Un funeral requiere de un absoluto respeto, pues nunca sabes cuándo te pueden estar mirando, o si puedes ofender a alguien con alguna actitud perdonable en cualquier otra ocasión.

Sabemos que existen diversos ritos funerarios, dependiendo de cada una de la religión que profesen las personas. En el catolicismo la misa y los funerales son ocasiones que no sólo sirven para conmemorar la vida de los difuntos. También están estructuradas para permitir que sus seres queridos digan adiós a sus allegados, y asistirlos en el proceso de duelo.

Hay que llegar puntual al entierro. Es nuestra mejor manera de mostrar respeto al fallecido y a sus seres cercanos. Es mejor no reírse de manera estridente. De hecho, no es momento para reír, sino de mantener la seriedad. Si los familiares de la persona finada pidieron expresamente nuestra asistencia al entierro, se debe hacer lo posible por no fallarles y acudir.